sábado, 1 de junio de 2013

Mi Autobiografía


Mi nombre es Constanza Daniela Narváez Barja, nací un día sábado de invierno  21 de julio de 1990, a las 15:45 horas, en la Clínica Alemana ubicada en el Cerro Alegre de la ciudad de Valparaíso, Chile. Mi madre  se llama Patricia Jenny Barja Jara y mi padre Demetrio Augusto Narváez Jofré, llevan ya 31 años de matrimonio, ellos son muy unidos, y a pesar de que no pasen mucho tiempo juntos, debido a que mi padre viaja bastante por motivos de trabajo, siempre se  demuestran mutuamente lo mucho que se aman.  Tengo un hermano llamado Pablo Augusto Narváez Barja, él hoy en día tiene 28 años, es kinesiólogo y es un excelente profesional, que siempre busca mejorar como tal.

Junto a mi familia vivíamos en Valparaíso en el cerro Playa Ancha, un lugar muy bonito y pintoresco pero de un clima un poco frío con vientos fuertes y húmedos.

Cuando pequeña era una niña muy curiosa y me gustaba aprender muchas cosas, es por esto que cuando tenía 4 años  ingresé al jardín “El Grillito”, que quedaba al frente de mi casa, a pesar de que fue hace mucho tiempo aún recuerdo a las tías y sobretodo a mis compañeros, especialmente de uno, quien creo que fue mi primer amor, y apenas llegaba al jardín me perseguía para abrazarme y darme besos, se llamaba Maximiliano Sáez,  y recuerdo que hablábamos todos los fines de semana por teléfono, ya que no nos veíamos, era un niño muy divertido, simpático y guapo. Luego a los 5 años, ingresé a Kínder en el Colegio Santo Domingo de Guzmán, ubicado en Playa Ancha, donde tuve una experiencia distinta ya que era una colegio donde habían mucho más alumnos y la dinámica era distinta a la de un jardín infantil. En este colegio fui una participante activa en los actos que se realizaban para celebrar diferentes acontecimientos.

Cuando tenía 6 años con mi familia nos mudamos a Viña del Mar, a nuestra casa propia, que construimos con mucho esfuerzo y cariño, es una casa muy linda, amplia y con un patio muy grande, donde tenemos muchos árboles frutales y plantas, también tenemos dos columpios que mi padre instaló para mi hermano y para mí. Debido al cambio de casa tuve que cambiarme también de colegio e ingresé a 1º año básico en el Colegio Nuestra Señora de Lourdes, ubicado en Miraflores, al frente de la Iglesia de piedra. En este colegio estuve desde 1º básico hasta 4º medio, donde conocí a grandes compañeros que hoy en día son grandes personas, también recuerdo a todos mis profesores, ya que marcaron en mí grandes momentos de enseñanza. Al finalizar mi etapa escolar con mis compañeros realizamos una fiesta de graduación, la cual celebramos en el Hotel Marina del Rey, donde pudimos compartir una cena y una fiesta muy hermosa junto a nuestras familias y amigos.

En el año 2009 ingresé a la carrera de Kinesiología en la Universidad Andrés Bello de Viña del Mar. Estuve estudiando durante 2 años, cuando al tener mis prácticas me di cuenta que realmente no era mi vocación, y el último semestre me dediqué a averiguar de otras carreras, y finalmente me decidí por Educación General Básica, ya que me di cuenta que siempre estuve vinculada con esta carrera porque siempre le enseñaba a mis compañeros cuando no entendían algo, y cuando estudiaba Kinesiología, hacía clases particulares a niños que les iba mal en el colegio, quienes mejoraban su rendimiento, y me pude dar cuenta que realmente me apasionaba enseñar.

En el año 2011, ingresé a la carrera de Educación General Básica, y he tenido muy buenos resultados en las asignaturas hasta en la actualidad, también he disfrutado mucho de todas mis prácticas, las que han corroborado la vocación de la profesión que escogí.

Durante 4 años tuve una relación amorosa que significó mucho en mi vida, ya que con él viví nuevas experiencias, y creo que con esta persona conocí realmente lo que es el amor. Un hermoso día de verano, miércoles 1 de febrero del 2012, nació Lucas Martín, que hoy tiene 1 año y 4 meses, fruto de nuestra relación.

Al ser madre cambió mucho mi vida, ya que adquirí una gran responsabilidad, no existe explicación del sentimiento que es llevar un hijo dentro del vientre, sólo otra madre podría entenderlo, sentir sus pataditas, o  simplemente ver como tu vientre crece día a día. Cuando por primera vez vi su carita me enamoré de él, sentí un amor tan profundo e inexplicable, y me di cuenta  que nunca más estaría sola, porque una madre es madre para siempre. Hoy puedo disfrutar de todos sus logros, sus primeros pasos, sus primeras palabras, sus caricias, realmente es una personita que llena mi vida de alegría y felicidad, con él tengo una conexión especial, ya que sólo somos los dos, debido a que su padre decidió perder este vinculo con nosotros. A pesar de lo mucho que sufrí debido a mi inestabilidad emocional con el papá de mi hijo, puedo decir que  crecí mucho como persona y sobretodo como mujer, soy una persona  sumamente feliz, y me encanta llegar a casa de la universidad, y saber que mi pequeño me espera con una sonrisa de oreja a oreja, llamándome “ahí eta Mamá”, eso es el tesoro más grande, que hace palpitar mi corazón a diario.


Espero terminar con éxito mis estudios, y llegar a ser una gran profesora, capacitándome constantemente, para así crecer como profesional, en beneficio de todos los niños y niñas, de los que sea partícipe de su aprendizaje. Y salir adelante junto a mi hijo, darle una vida plena y hacerlo inmensamente feliz, a pesar de las dificultades que se nos presenten. 



1 comentario:

  1. Amiga, eres una mujer fuerte y valiosa.
    Te quiero mucho y me siento afortunada de ser tu amiga.

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